El 2020 quedará guardado en las memorias como el tiempo del tapabocas, del miedo, del olor a lavandina, de las curvas que se aplanan o no. El año del barbijo, de la palabra sanitizar, del distanciamiento, del trabajo desde casa. Recordaremos el respirador, el encierro interminable, la curva de contagio. Y el insomnio, los rebrotes, las vacunas, el alcohol en todas sus formas, los grupos de riesgo. Un tiempo en que la palabra positivo es la palabra más negativa.
Desde Quinto Elemento, le preguntamos ¿Qué te dio y que te quitó la cuarentena? y ¿Cómo imaginás el día después del encierro? a músicos, artistas, agentes de prensa. Y lo que sigue son las respuestas.
La ilustración pertenece a la escritora y periodista María Maratea.
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¿Qué te dio y que te quitó la cuarentena? ¿Cómo imaginás el día después del encierro?Nunca imaginé vivir una situación así. Vivir en cuarentena es muy raro. Aunque soy de permanecer encerrada, me gusta estar “adentro”, escribiendo. Los primeros días fueron inciertos. Me la pasaba dibujando redondelitos con una pluma y escuchando las noticias. Y pensaba. Cómo ubicarme en tiempo y espacio a la nueva modalidad. Cerramos, hasta nuevo aviso, el local de Feria Americana que tenemos con mis hermanas en mi barrio, Parque Chacabuco y nos encerramos cada cual en su casa. A los pocos días, me vino la necesidad de volver a ver la película Papillón. La encontré en sus dos versiones y las vi. Quería recordar cómo se sobrevive al encierro, aunque, claro, no es lo mismo vivirlo en una casa, con comida a elección, aire acondicionado, sol, plantas y cuatro gatos cariñosos. Pero con esa idea me preparé para salir de la cuarentena más fortalecida: apagué las noticias que sólo me producían angustia y me puse a escuchar la música que hace bien al alma: jazz, mucho Miles Davis y Chet Baker y clásica, mucho Bach; volví a mi rutina diaria de bicicleta y gimnasia; retomé la escritura de mi tercer libro, que ya tengo casi terminado y que, si todo sale bien, verá la luz este año, y le dediqué el tiempo restante, que no tengo en “situación normal” a leer, una de las actividades más hermosas del mundo.
Esto en algún momento va a pasar pero, ¿qué pasa el día después?, me pregunté: que el día después no me encuentre vacía y con un tiempo que fue oro, perdido.
Por un lado, pude sacarle todo esto a la cuarentena, pero por otro, me quitó la posibilidad de encontrarme con mis seres queridos aunque, de alguna manera, nos arreglamos para que no nos falte el cariño, la compañía y la solidaridad. Todos estamos, por wasap, por video llamada, por teléfono, por las redes sociales. Nos sabemos cerca y nos apoyamos para darnos la fuerza de seguir “guardados” hasta que todo pase. Con la conciencia firme para no salir ni a contagiarnos ni a contagiar.
Puede pasar, aún, cualquier cosa, pero como sea, que este tiempo me encuentre absorbida en lo mas profundo de mí, tratando de cumplir mis más ansiados deseos. Entre ellos, y ojalá se cumpla, mis rezos para que todo esto pase pronto. Para que todos puedan encontrar la forma de salir fortalecidos. Para que ya se termine el dolor por tantas muertes. Y el más profundo, a pesar de que a veces me domina el pesimismo, que si algo debe cambiar para el día después, sea que la humanidad toda comience a vivir con más conciencia. Con más empatía. Y sobre todo, con más amor.
María Maratea, Periodista, escritora