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20070630

ARIEL PRAT- prensa-

2005-Música-
Presentacion para la prensa del cd Los transplantados de Madrid (Universal)
24 de octubre
FORO GANDHI
Av.Corrientes 1743

El autor, junto a Juan Subirá de Al olor del hogar (canción que llevó al éxito La Bersuit), pionero en llevar la murga a Europa, especialmente a París, llegó a Bs.As.a mostrar su nuevo disco, luego de presentar en España y Francia el espectáculo “Tangos negros, Milongas blancas” con la participación de notables percusionistas y bailarines de Costa de Marfil, show en el que se reunieron, en un mismo lenguaje, el bombo con platillo y los tambores afro.


ND Ateneo- 29 de octubre de 2005
Paraguay 918

Chacarerean Teatre 2 Y 9 de diciembre de 2005
Nicaragua 5565

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Página/12

Sábado, 29 de octubre de 2005


MUSICA › ENTREVISTA CON EL CANTAUTOR ARIEL PRAT
“Soy un trashumante curioso”
Radicado en España, está presentando en Buenos Aires su último disco, Los transplantados de Madrid, donde pasa revista a sus ritmos favoritos, con estilo propio: “El tango de corte murguero”.

Por Cristian Vitale

Viejo borracho del tablón, Ariel Prat se calza un par de guantes blancos, hace algunos chistes llanos –“tomen tinto, que es mejor para el cuore”–, grita guariló y opta por transpirar más, colocándose un saco murguero con un escudito de River del lado del corazón. Va por el medio de la presentación íntima de su nuevo disco, Los transplantados de Madrid, y el Foro Ghandi arde a tono. De una milonga candombeada –compuesta a dúo con su amigo Juan Carlos Cáceres– pasa a una militante reivindicación del candombe de Buenos Aires; de un tango-murga, cuyo ritmo hechiza el alma (Se va esta murga), salta a una apuesta fiestera, callejera y popular, corporizada en Nunca murió el carnaval. Y, como digno trasmisor de las viejas murgas porteñas, no para de balancearse al compás de sus bombos atorrantes. De ninguna manera sus 45 años –algunos de reviente– atentan contra el indio murguero que tiene dentro, ese que le brota por los poros. Prat baila, canta, suda y no para. Es imposible abstraerse de lo que genera. “Antes, mi repertorio era más ecléctico, luego se fue macerando hasta que me centré en un género”, explica luego del minishow, que duró 40 minutos, ocho temas y un par de tintos. No es que el hombre que de cebollita jugó con Maradona y –ya más grande– le cantó a Francescoli trate de despegarse de su zigzagueante pasado discográfico (Y esta otra ciudad, Marcado sobre la raya, Sobre la hora); más bien es una cuestión de convencer y convencerse de una trayectoria que ya no está más boicoteada por los excesos del under, los vaivenes estilísticos y los efectos de la marginalidad. “Atrás quedaron los lugares under, en los que andaba cuando no sabía qué carajo hacer de mi vida. Me encaminé y trato de cuidar esto como un hijo, porque me ha costado laburo”, dice. Lo de “hijo” hay que tomarlo en forma literal: hace cinco años que Prat vive en Teruel –un pequeño poblado de 30 mil habitantes ubicado entre Zaragoza y Valencia– y se casó con una aragonesa, pero no tuvo hijos porque, por ahora, sus hijos son sus discos. Tanto Los transplantados... –que será presentado para todo público hoy en el ND/ Ateneo– como El ayuntamiento de Pilar, editado sólo en España, alcanzan ese status. “Mi hijo se iba a llamar Yuyo verde –metaforiza–, pero quedó Los transplantados porque el tema me identifica. Yo soy un transplantado.”

–¿En qué sentido?
–Uno cuando toca afuera se encuentra con gente que yira por ahí, que busca un poco de Buenos Aires y choca con sus hijos, que le dicen “viejo, yo soy del barsa”. Les pasa como nos pasaba a nosotros con nuestros viejos, que nos venían con la canzonetta y vos les decías “dejate de joder”. Eso es ser un transplantado. También intento que la letra opere como un toque de atención para algunos españoles que tienen la memoria floja. Uno anda por el mundo y la gente se acuerda de nuestra carne y de los momentos en que había hambre en Europa y fueron alimentados por Argentina. Te da bronca cuando te dicen “cómo pueden pasar hambre con todo lo que tienen”. Yo les respondo: “Ojo, que ustedes también han contribuido con sus empresas”. No es casual que tengamos las debacles que tenemos, más allá de miserias y errores propios.

Prat llegó al país justo para no perderse el aburrido River-Boca y también a tiempo para convidar como invitados a los productores del disco (Pepe Céspedes y Juan Subirá, de Bersuit) en medio de sus quehaceres giratorios. Con Bersuit grabó Al olor del hogar y Llamados de la bestia. El primero entró en La argentinidad al palo; el segundo, que finalmente quedó afuera de ese disco, fue incluido en el cd de Prat. “Nos quedamos muy calientes, porque queríamos que entre en La argentinidad. Es un tema casi bersuitero y, obvio, lo incluí en mi disco, porque le da otro aire, tiene una letra más filosófica. Hay un juego de palabras que implica prometer no hacer cosas que hacés igual. Macanas, vicios de todo tipo, incluso amorosos, de los que uno se arrepiente pero vuelve a cometer”, dice Prat, en línea con el reverso del descontrol bersuitero, explícito en las plumas del reciente Testosterona.

–Llamados de la bestia es, tal vez junto a La pibas de Urquiza, de las únicas canciones que se distancian un poco del tango de corte murguero, que globalmente propone el disco. ¿Lo ve así? –Son las sorpresas. Las pibas de Urquiza es un retrato de exorcismo juvenil relacionado con aquello de querer levantarse una mina imposible. Cuando uno está afuera, se suele decir que las mejores minas son las argentinas... y yo las quise homenajear con este tema, incluso a mi vieja, que también es de Urquiza. Es una canción de limitaciones juveniles, que cuenta la historia de un corso, en el que pasan las chicas y uno se enamora de ellas.

–Pero de rock, nada...
–Es el rasgo que me distancia del pasado. Este disco es bien murguero. Todos los toques que utilizo son de murga. Ancestralmente eran los toques negros, porque nuestra murga es nuestra rumba, no es como la uruguaya. La nuestra es negra y la de ellos es blanca... es importante tenerlo en cuenta, porque hay muchos pibes que la bailan y tal vez no saben que están dando saltos negros.

–¿Cómo es recibida su murga negra en Aragón?
–Ellos escuchan a un juglar, a un tipo que canta canciones. El acento de Buenos Aires los seduce mucho y a mí me sale natural. Puedo mostrar lo mío sin tener que maquillar nada; sale todo con fritas y lo toman así.

–¿En qué ámbito se mueve?
–Por una cuestión de salud, no toco más en bares. Es cierto que te pagan un cachet y viene bien, pero como la entrada es libre y la gente va a chupar... los tengo que cagar a pedos. Por eso, me preocupo más por tocar en festivales culturales. Cuido mucho este tema para no desgastarme. Acá tuve muchos años de desgaste, cantando en cualquier lado y en cualquier condición, con sonidos de mierda o yo mismo en un estado que no podía subir a un escenario. Eso cambió, y hoy le estoy muy agradecido a la gente que me esperó. Es un logro, por ejemplo, tocar para 120 personas y vender 39 discos.

–Usted está muy ligado al fútbol: jugó en los cebollitas con Maradona, fue parte de la hinchada de River durante años y muchas de sus canciones –Enzo, único rey, por caso– remiten con pasión al fútbol argentino. ¿No le pesa vivir tan lejos?
–Totalmente. Allá, los domingos son tristes desde que empiezan hasta que terminan.
–¿Por qué se fue entonces?
–Porque soy curioso, un trashumante. Yupanqui decía que un trashumante era el que iba tras el humo de las cosas, y yo vivo mi vida así. Soy un exiliado de género: me casé con una española y me tuve que quedar. //
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Hecho en Bs.As.
Música –Entrevista con Ariel Prat
por María Maratea

ARIEL PRAT- El gran juglar-

Agitador, juglar urbano, cantor de esquinas, murguero de alma, motivador de la ordenanza que declaró a estas agrupaciones de Patrimonio Cultural, Ariel Prat de paso por Buenos Aires, presentó su nuevo disco Los Transplantados de Madrid-la murga camina-, dejando su impronta, sobre todo, en los últimos carnavales porteños.

Es el referente murguero por excelencia y pionero en cruzar los sones de la murga porteña con el rock, el tango y la milonga. Músico, poeta, fanático de River Plate, futbolero, jugó en Los Cebollitas y hasta le dedicó un tema a Enzo Francéscoli.
Nacido en el barrio porteño de Villa Urquiza, criado en Soldati y actualmente radicado en España, sus primeras canciones tuvieron origen en la última etapa de la dictadura militar.
Formó parte de diversas agrupaciones, entre ellas, la Houseman René Band. En 1997 fundó el "Club Murguérico del Río de la Plata", en cuyo escenario convergieron por primera vez las dos vertientes murgueras de Montevideo y de Buenos Aires. Ha colaborado en trabajos discográficos con León Gieco, La Chicana, La Chilinga y Bersuit Vergarabat. Es autor -entre otros tantos- del éxito “Al olor del hogar”, del cd La Argentinidad al palo –Bersuit-, tema que compuso junto a Juan Subirá, su especie de "socio cancionero" .
Lleva publicados los discos “Y esa otra ciudad”, “Marcado sobre la raya”, “Sobre la hora” y "Luna del Pilar" (sólo editado en Zaragoza)
Su nuevo trabajo discográfico “Los transplantados de Madrid” -la murga camina-, del sello Universal, que en octubre pasado salió a la luz en Argentina, Uruguay y Paraguay, suena en radios, programas de tv y se agota en las bateas.
Forma parte del próximo disco “Carnaval Porteño 2006”, con el tema "Viene alumbrando la esquina", producción que incluye canciones, recitados y ritmos murgueros del último carnaval interpretados por las mismas murgas, idea de Dani Buira, que editará el sello BMG.
Prat, se despidió de Buenos Aires, en el teatro Empire, con invitados de lujo como Juan Subirá, Flavio Cianciarulo, Marcelo Fernández (Xeito Novo) y la participación especial de Enrique Symns. Con la sala repleta y un público enardecido bailando al ritmo de sus canciones, la fiesta fue un broche de oro para el periplo que arrancó en Morón el 5 de febrero, ante más de mil personas.

Horas antes de partir rumbo a Teruel donde vive con Laura, su mujer aragonesa desde hace dos años, con la nobleza que lo caracteriza, concedió esta entrevista para HBA.


-¿Qué importancia tiene en tu vida el disco Los Transplantados de Madrid-la murga camina-?
-Mucha. En él está mi ADN musical y poético que ya venía anunciando en otros trabajos anteriores. Exploté en éste y, por fin, la gente se encuentra con todo más enterito, por eso el público va creciendo tanto, acompañan este proceso y yo el de ellos.

-¿Por qué “La murga camina”?
En la murga, algunos directores dicen siempre a los murgueros que "la murga camina" cuando están en escenario, o sea, que nadie se quede quieto y duro, que haya movimiento. Jugué con eso para el subtítulo del disco, más movimiento y andar...

-Cuando te referís a la murga decís que es “un sentimiento de rabia y orgullo porteño que se baila", ¿por qué “sentimiento de rabia”?
-Porque durante años fue una manifestación marginal a la que fue empujada por los designios de la política oficial y del establishment cultural argentino. Los murgueros se aferraron a ella demostrando en cada desfile su orgullo de serlo y de ser también, aunque sea en carnavales, artistas del barrio. Es la danza de los marginados.

-¿Dónde nace el baile murguero ?
Nuestro baile es nieto de la negritud exterminada y ocultada. Es el eslabón perdido entre el negro y el compadrito, sale de la comparsa negra que luego el blanco asume, no sólo en el baile, sino también en las pilchas y en el desfile. Luego llegaron los tanos, que terminaron aportando lo suyo. Como en el tango, el baile de salón o la contradanza, así sucedió con la murga de acá.

-¿Qué músicos argentinos, además de vos, creés los más representativos de la murga?
-Yo rescato a un artista distinto que la valoró mucho y que se llama Alejandro del Prado. Hay otros que sólo toman la tristeza de la murga y es como que la reflejan de lejos, asomados, de coté, con la ñata contra el vidrio. Son los que hacen un museo del Carnaval en plena fiesta, en las calles, los “Julio Jorge Nelson” de las murgas. Pero Flavio y La Mandinga se pasan con su visión actual. Más llegada de músicos que provienen de las propias murgas están dando un vuelco que recién arranca.

-¿Y la murga más característica de Buenos Aires?
Ja! Me ponés en un aprieto....hay varias que se salen: Los Cometas de Boedo, Los Viciosos de Almagro, Los Elegantes de Palermo, Los Mocosos de Liniers, Los Linyeras de la Boca, entre las tradicionales. Después están las de Saavedra: Los Enviciados, Los Elegidos, Los Reyes y las de tendencia moderna como Los Atrevidos, Los Quitapenas, Gambeteando, Pasión Quemera, Los Insaciables de Flores, entre otras que nombrar, a ver si todavía me linchan, que te juro que hay varias para mirar de pie.

-¿Cuál es tu tarea en España respecto de la murga?

A veces me llaman para dar cursos en España o Francia y enseñar el baile entroncado con la milonga candombeada o traspié, pero en todos mis conciertos me encargo de mostrar un cacho además de cantarles mis canciones

-¿Qué les dirías a los jóvenes que recién empiezan a integrar una murga?
Que no se achiquen y que si bien deben aprender de los viejos, le den máquina y que si no tienen ganas de que su murga sea profesional y prolija, que la sigan igual, que siga siendo una expresión de la calle ante todo.

-¿Qué rescatás de los últimos carnavales y cuál es tu balance?
El balance es ampliamente positivo. Miles de personas en las calles, más los murgueros, claro, todo suma para que esta sociedad se despabile.
Rescato, además de la cantidad abrumadora de murgas y agrupaciones nuevas, la calidad demostrada, en muchos casos a pesar de las malas prestaciones que dispuso Cultura de la ciudad con sonidos limitados. Pareciera que aún quieren devaluar la actividad intensa de los murgueros. La sociedad gorila presiona mucho (los "talibanes de sillón y taquería") Además no hubo quilombos graves que lamentar, cosa que sí sucedió en otros actos públicos bien anunciados.

-¿Cuándo sale el disco Carnaval 2006?
No sabemos aún, dependerá de la compañia, el disco ya se grabó y mezcló en los estudios Del Cielito. La idea de Dani Buira fue una guinda en el postre y hay mucha expectativa, más allá del honor que tengo con que el disco se abra con un tema propio, compartido con Juan Subirá y cantado por mí. Además, Dani, supo reunir a un grupo de prestigiosos músicos como Juan, Flavio (Cianciarulo) y Raúl Carnota, quienes tienen en común el aprecio por la murga de nuestro país.

-¿Cómo te llevás en el recuerdo, la última noche en el teatro Empire?
Me emocionó mucho esa última parada, por la devoción de la gente y la suma de Enrique Symns a esta runfla. Cada vez somos más, se nota, más allá de que no hago las cosas para tal o para cual, aquella noche se distinguió por la cantidad de murgueros presentes y fue ya "amar sin presentir". Que no se trabaja en vano y, sobre todo, haberme ganado el afecto y la generosidad de la gente de mi tierra a la que echo de menos desde tan lejos.

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Clarín- CONFIESO QUE HE VIAJADO

El corazón en Zaragoza
Junto con París y Buenos Aires, la ciudad española es una de sus favoritas. La convivencia de las culturas árabe, cristiana y judía, sugerencias gastronómicas y una recorrida por los barrios.

Ariel Prat. Músico. Su último CD es "Los transplantados de Madrid".
En junio de 1993 me invitaron a un festival internacional de juglares en Zaragoza, España, y debo admitir que prácticamente salí del barrio por primera vez. Comenzaría allí un romance —que aún hoy perdura— con la ciudad del "cierzo" (viento fuerte del desierto aragonés). Me casé con una hija de esa tierra y siempre digo que es mi segundo barrio, tanto que el ayuntamiento de la ciudad me premió produciendo el disco "Luna del Pilar".

Zaragoza es la ciudad "piloto". La consideran una España condensada y en ella convivieron durante años
pacíficamente tres culturas: la árabe, la cristiana y la judía. De allí que sea especialmente recomendable en Zaragoza y Aragón, prestar atención al arte mudéjar, maravilloso testimonio de ese cruce cultural.
Hay que visitar, claro, la basílica Nuestra Señora del Pilar, de estilo barroco, en la Plaza del Pilar. Pero muy cerquita está también la catedral de San Salvador —conocida como La Seo—, que es más antigua y conserva mejor que ninguna otra el paso del tiempo y los cambios culturales. Además, sugiero conocer el palacio de La Aljafería en donde estaban y están las cortes de Aragón, aquellas de Fernando de Aragón e Isabel la Católica.
En materia gastronómica, recomiendo especialmente acudir al mesón del barrio San José "La Topera", al que bauticé el "centro místico de Zaragoza", con su cocina mestiza internacional. De la mano de su cocinero y dueño, Germán Díez, se puede probar el cebiche peruano, asado criollo y la salsa Amanda. En realidad es la salsa criolla a la que él le puso ese nombre por mi mamá, que siempre le manda recetas por e-mail. El "Kaplan" se destaca por sus bocatas maravillosas, sus salchichas picantes con arroz o los pimientos rellenos, en la calle Sancho Abarca y para los nostálgicos, no faltar a "El Mangrullo", con exquisita comida criolla.
Tras una buena comida, me gusta recorrer el florido barrio de Torrero con su canal imperial o el Barrio Jardín dentro del populoso Delicias y tomar unos copetines o chupitos en el casco histórico o al ladito nomás, en el radical barrio de la Magdalena.
Junto con París y Buenos Aires, Zaragoza es también uno de mis sitios predilectos en mi destino de "trashumancia" de cantor. Si viajan a España, hagan un alto a mitad de camino entre Madrid y Barcelona y no dejen de visitar esta ciudad.


TESORO ARQUITECTÓNICO.
La Basílica Nuestra Señora del Pilar, uno de los sitios que conmovieron al músico en su visita en Zaragoza
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LA NACIÓN / Viernes 25 de agosto de 2006
Juan Carlos Cáceres y Ariel Prat
Ritmos de tango y murga
Juan Carlos Cáceres y Ariel Prat coincidieron en la ciudad casi naturalmente. Cada uno viene trabajando sobre la fusión y la investigación de la canción porteña, el tango, los orígenes negros y la murga. Son caminos distintos pero que confluirán, más allá de algunos encuentros casuales entre los dos, por estos días.
Juan Carlos Cáceres viene nuevamente a tocar las canciones de su último álbum, "Murga argentina", editado en 2005 y producido artísticamente por Eduardo Makaroff, de Gotan Project. El músico se presentará hoy, a las 23, en el ND/Ateneo, acompañado de varios artistas invitados como Daniel Melingo, Demarco Electronic Project y la murga "Los Quitapenas".
Cáceres, que vivió toda la bohemia intelectual del Buenos Aires de los sesenta y la explosión vanguardista del Di Tella y está radicado en París desde 1968, compone, toca el piano y cantas sus propias creaciones, donde rescata la raíz afro del tango y los cruces con la murga porteña.
Por su parte, el trovador rioplatense Ariel Prat se despide de Buenos Aires tras varias semanas presentando en diferentes espacios las canciones de su disco "Los transplantados de Madrid", producido por Juan Subirá, de la Bersuit, y Dani Buira, de la Chilinga.
Siempre entre la canción urbana, las milongas y la fusión con los bombos de murga, el músico rescató un imaginario musical perdido en el tiempo. Radicado desde hace varios años en Zaragoza, España, el cantautor incursiona en las vertientes tangueras y la milonga candombeada para fusionarlo con la intervención del bombo con platillo de Alejandro Caraballo (Pasión Quemera), Esteban Buazzo (Arlequines de la R) y Javier Giangualani (Gambeteando el Empedrado). Prat se despedirá con un concierto festivo y bailable hoy, a las 23, en la Estación de los Deseos, un espacio recuperado en la Playa de Cargas Caballito, en Bacacay y Donato Alvarez. Dos buenas propuestas para escuchar murga, tango y canción.
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CLARÍN- Miércoles 26-10-2005
DISCOS: LOS FLAMANTES CDS DE ARIEL PRAT Y JUAN CARLOS CACERES
Las murgas que vuelven de Europa
Un disco fue concebido en Madrid. El otro, en París. Se trata de dos trabajos notables que indagan, cada uno a su manera, las raíces negras de Buenos Aires.
Mariano del Mazomdelmazo@clarin.com
La murga porteña suele tener una lírica nostálgica hasta los límites de la patología. Por otra parte, uno de sus tópicos principales es afirmar aquí y allá que "la murga no está muerta" con una insistencia que hace sospechar lo contrario. Sin perder estas dos características y a veces subrayándola, acaban de salir dos notables trabajos cuya paradoja principal es ser drásticamente rioplatenses y haber sido concebidos en Europa: Los transplantados de Madrid (la murga camina) de Ariel Prat, desde España; Murga argentina de Juan Carlos Cáceres, desde Francia. El de Ariel Prat es el mejor disco de su carrera, una carrera tenaz y despareja que inició hace casi 20 años desde los arrabales de Buenos Aires (la Villa Soldati profunda) y que recién ahora aparece sedimentada, con una búsqueda de sonido y una dosificación de lo que se entiende como "reo" o "atorrante". Mucho tiene que ver la producción y arreglos de dos puntales de la Bersuit, Juan Subirá y Pepe Céspedes. Algunos temas tienen una total identificación letrística y musical con la banda de Gustavo Cordera. Hay que decir aquí que Ariel Prat viene bregando por la murga, la milonga y el candombe mucho antes que la Bersuit se subiera a la ola rioplatense. En ese sentido Céspedes y Subirá son deudores de tantos capos argentinos y uruguayos, de Alejandro del Prado a Jaime Roos. Y también, en su parte más callejera y prosaica, de Ariel Prat. Grandes momentos del disco: Los transplantados de Madrid y Se va esta murga (con Walter Castro en bandoneón y Flavio Cianciarulo en contrabajo).El de Juan Carlos Cáceres es un caso diferente. Pianista, trombonista, artista plástico, intelectual, Cáceres fue dueño en los 60 de la mítica Cueva de Pasarotus y vio pasar frente a sus narices un desfile de beatniks, universitarios, militantes, jazzeros y futuros inventores del rock nacional. En mayo del 68 se radicó en París y desde ahí comenzó a indagar los orígenes negros del tango.Murga argentina es un CD conformado, si se quiere, por una larga y única canción sostenida por el armonioso piano del mismo Cáceres, su voz "de león" (precisa definición de Sergio Makaroff), percusiones afro y las luminosas intervenciones de Rudi y Nini Flores en guitarra y bandoneón, entre otros invitados. Murga argentina se escucha como un análisis integral de la música del Río de la Plata, donde también caben las guitarras a lo Zitarrosa (Asado con cuerdo) y hasta la balada (Bar Florida, con la voz de la francesa Sophie Lamaire).Prat participa en el disco de Cáceres y viceversa. No es una coincidencia: el cruce es parte de la trama ideológica de los que toman a la murga y aledaños como trinchera. Prat y Cáceres son dos guerreros de esta peculiar causa que más gana cuanto menos discurso tiene. En fin, cuando —como ocurre en los dos discos— la solidez de la canción se impone al barrio, las lamparitas de colores y otras fatigadas melancolías.