EDDA DIAZ en
Chiquitita como soy (2)
La Sodería abril 2006
El regreso de La Pata
Teatro Concert julio 2006
La Nación
16-4-06
Otra de Edda Díaz
Presenta un café concert en La Sodería
Parece que Dios me dio el don de la palabra, y gracias a Dios tuve un productor, como Lino Patalano, que apostó por mí. Lo que hicimos en los setenta marcó un rumbo, abrió innumerables fuentes de trabajo. Ahora veo a gente que me recuerda a la cosa grotesca de Gasalla, a la manera de armar un show que tiene Carlos Perciavalle o a mí misma. Sé que a esta altura de mi vida no tengo que rendirle cuentas a nadie. He cumplido cuarenta años en la profesión. Imaginate... Y si se me da la loca de repetir lo que he hecho hasta ahora, yo misma me pararía a aplaudirme."
Toma aire y larga esa risa de "tono" Edda Díaz. Es que ella es la que habla de sí misma porque, como ella misma dice, tiene el don de la palabra, y como gracias a ese don lleva más de cuatro décadas en carrera, hoy vuelve a escena para hacer lo que más le gusta: hacer reír. La cita es los sábados, a las 21.30, en La Sodería, Vidal 2548 (4543-1728), donde presenta "Chiquitita como soy (2)", un típico espectáculo de café concert.
La prueba de fuego de este unipersonal que cuenta con la colaboración autoral de José Ignacio Serralunga y Elio Marchi fue en octubre del año pasado en España, donde residen sus hijos. Tanto en la versión que presentó en tierras ibéricas como en la que estrena hoy, la obra comienza con un número feminista; luego pasa al monólogo "Los siete pecados capitales" (un clásico de esta señora que es toda una marca registrada en el mundo del café concert), y concluye con la historia de un periodista que cuenta las peripecias que debió pasar buscando la gran noticia del nacimiento de Jesús.
"Mirá lo que son las cosas: hice el monólogo de los pecados capitales hace ya muchos años pensando que Carlos Menem no iba a ganar las elecciones, pero me confundí. Y aunque pase el tiempo, la gente lo sigue pidiendo. Parece ser que el abuso del poder sigue vigente", apunta ella.
Cuando estrenó "Chiquitita como soy" en España, pensó que no iba a ir nadie, que no iban a entender su humor o que, si iba a ir alguien, seguramente sería argentino. Pero no: eran simples fantasías. De hecho, cuando se topó con el público y pidió que levantaran la manos los argentinos, los únicos que cumplieron la consigna fueron sus hijos, su marido y un amigo suyo. "Tuve un recibimiento fabuloso -dice con cierta chochera-. Como me escribió una persona, la obra es una fiesta. Debería agregar que también es una fiesta el lugar, La Sodería, un espacio maravilloso que conocí el año pasado cuando fui a ver un espectáculo de Fontanarrosa."
Edda se larga a hablar y no para. Chiquitita como es, su capacidad pulmonar le permite hablar y reírse de sí misma casi al mismo tiempo. "Siempre fui muy activa. Si hubiera tenido que laburar en una oficina lo habría hecho con todas las pilas. Agradezco vivir de mi carrera, de mi profesión. Siempre pienso que estoy viviendo el mejor momento de mi vida. Antes tenía miedo de que el cuerpo no respondiera, pero el cuerpo está", apunta.
A lo largo de los más de cuarenta años que lleva de profesión, sabe que su vínculo con la gente sigue vigente. "Siento que marqué un género y eso se tiene que reconocer. Tengo más de 120 personajes, y siempre que vuelvo es una alegría para la gente y una tremenda alegría para mí. El teatro es una fiesta, una gran fiesta. En escena dejo mi vida y eso la gente lo palpa, lo sabe", confiesa esta señora que durante los setenta le voló la peluca a toda una generación.
Alejandro Cruz
