Página/12- sábado 5 de mayo de 2018
CULTURA Y ESPECTÁCULOS
Pasado y presente de una guitarra
Por Cristian Vitale
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Hombre de muy pocas palabras, Jorge Giuliano. Pero de muchas notas musicales. Al menos tantas como para haber transitado una parte de su vida como guitarrista de Los Andariegos, y otra secundando a Mercedes Sosa. A esta última secuencia le atribuye, en especial, el nombre de su primer y único disco solista: La suerte mía. “Fue mi suerte, porque Mercedes me marcó a nivel personal, a nivel humano, a nivel humildad… de ella me llevo la forma profesional de trabajar, y su humanidad, por sobre todo”, dice el hombre, cuyo rol pasa por transmitir vida a través de las seis cuerdas. Una forma de comprobarlo será estar esta noche en Sirhan (Gorriti 5568), donde el músico estrenará su trabajo en público. Otra es escuchar tal trabajo dotado de once piezas, nueve de ellas con música propia, y letras de Nacho Wisky, Diego Holzer, Mariano Pini, Juan Vattuone, Hugo Pardo y Alicia Crest. “La suerte mía se la debo a Mercedes, como dije, pero también a los poetas, y a Crest en especial, que en uno de sus temas (“Abecedario del aire”) dice `de palabra te entrego la suerte mía`”, explica Giuliano.
Cantautor nacido en Morón e influido por Ivan Lins y Stevie Wonder, Giuliano acompañó a Mercedes desde 1999 hasta los últimos días de la tucumana, y tuvo el privilegio de grabar –entre otros– Cantora, disco en el que ella reunió a la quintaesencia de la música popular argentina. Respecto de Los Andariegos, el guitarrista se incorporó a ellos en 1991, cuando Agustín Gómez refundó el grupo junto a Juan Carlos Varela y Andrés Gómez. No grabó ningún disco, pero sí permaneció seis años, hasta que la agrupación originada en Mendoza volvió a reunirse con casi todos sus miembros originales.
“Pueblos… es una canción que me regaló Holzer para mi cumpleaños allá por el 98’, yo le puse la música y se lo dedicamos a Mercedes”, explica, y sigue por el que sigue: “Ruiseñor de anís”, la hicimos con Vattuone en Galicia, una tarde de lluvia. Cuenta de los niños que éramos en los patios de esas abuelas que tomaban anís… ahí donde quedan la inocencia y la pureza de uno, y uno espera que vuelvan. Y si hablo de “La sombra…”, hablo de un aire de bachata que hicimos con Pardo. Este tema no es una historia, sino una letra que habla de la sombra que persigue a uno, cuando está triste, o está mal”.